blue love capitulo 2

CAPITULO II
Youta ya llevaba un par de meses dentro de la casa Haitani, tiempo durante el cual prestaba sus servicios a la entera atención del joven amo de la casa. Siendo frecuentemente visitado por Naoya y, de entre esas veces, un par de ellas fue acompañado por un malencarado Aoe o por un insistente Kiichi, de quien se podía decir ya tenia ganada la confianza del muchachito.
Wataru le permitía atender a sus visitas y siempre estaba presente, molestándose por esas miradas de Aoe o esos innecesarios acercamientos de Kiichi sobre Youta, que no parecía darse cuenta en lo absoluto de las intensiones del medico.
El amo de la casa suspiro cansado, acababa de marcharse Naoya y Reiji. Últimamente el recibir sus visitas ya no resultaba tan placentero como antes ni esos gestos de afecto entre ellos le resultaban tan desagradables. Últimamente podía decirse que era inmune a todo lo proveniente de esa pareja. No obstante, era entretenido ver el rostro de Youta en reacción al comportamiento entre ellos. Sonrió nuevamente al recordar el reciente gesto que ese roce entre los mayores genero en Youta, quien recogía el servicio al tiempo que cuestionaba a su jefe

- Naoya y Aoe san tienen “ese” tipo de relación ¿verdad? – Wataru escupió el te por inercia al escucharle decir eso. La mirada inocente de Youta le veía respirando agitado y limpiándose los labios
- Pues. . .si, ellos son “unidos” – respondió nervioso
- Ya veo – dijo pensativo Youta – de no verlo, nunca hubiera creído que se podría formar una familia de entre desconocidos – Wataru le vio incrédulo. Youta se refería a su manera de apoyarse el uno del otro, a la convivencia entre ambos y no a. . .
- Jajajajaja – el mayor río a todo pulmón, enojando a Youta que no entendía la causa de su diversión – eres demasiado tonto

Youta salio enfadado de la habitación, no se quedaría a verle mofarse de el. Wataru respiro con calma, luego se disculparía con el pelinegro o le daría alguna cosa que le obligara a disculparle. Ese era un truco que recientemente había aprendido, luego de ver como una de las cocineras había ganado la confianza del mocoso al prepararle o apartar una ración especial de Mouse de chocolate. Youta simplemente sonreía agradecido y ayudaba sin rechistar en las pesadas labores de la cocina.

- Señor – le llamaba Yaegashi al tiempo que entrecerraba la puerta del estudio- el joven Naoya ha confirmado su visita de mañana
- Entonces asegúrate de tener libre mi agenda en ese horario, deseo estar en casa para cuando Naoya venga
- Considérelo hecho – sonreía cómplice Yaegashi - al menos eso se obtiene de mantener a ese muchacho en la casa – se quejaba el secretario quien seguía sin tolerar el carácter de Youta
- Por que otra razón lo mantendría en la casa – Wataru reía sarcástico, sin notar como un sorprendido Youta contenía el aliento tras la puerta. Había olvidado retirar el servicio y por temor a ser reprendido en la cocina decidió volver por el, topándose con esa conversación – si botaba a Youta seguramente Naoya habría dejado de hablarme por mucho tiempo. Al mantenerlo aquí Naoya viene mas seguido a la casa y yo no tengo problemas con Aoe por eso.
- Cierto, si solo le hubiera dejado por obligarle a pagar esa deuda pasarían años antes de que el mocoso lograse pagar todo lo que debe

Youta se alejo lloroso del lugar, no entendía por que escuchar eso le dolía. Se reclamo en su habitación la torpeza de haber faltado a su promesa de no confiar en las personas. “Nadie da algo a cambio de nada” esa era su filosofía ¿en que momento la había perdido?
El pelinegro rebusco entre sus cosas hasta encontrar aquella tarjeta que Kiichi le había dado durante una de sus visitas, en silencio se escabullo hasta una de las habitaciones desde la cual podía realizar esa llamada

- ¿Kiichi san? – intento no sonar desesperado pero lo lloroso de su voz era perceptible a mas de que estaba claro que hablaba casi en un susurro.
- No, ¿Quién le llama? – preguntaba Haruomi mientras hacia señas a Kiichi para que dejara de beber su te y se acercara a escuchar.
- Hem. . . ¿se encuentra Kiichi san?
- ¡Youta! – arrebato el teléfono de las manos de Haruomi.
- Kiichi san yo. . .- quería ser fuerte pero nuevamente el llanto afloraba. Una vez mas faltaba a su regla de no confiar pero.
- ¿Estas bien Youta? ¿necesitas algo? Sabes que puedes confiar en mi
- Necesito trabajar. . .
- ¿Trabajar? Pero si estas en casa de Haitani, ya no tienes una deuda y tu trabajo es bueno.
- Necesito pagar mi deuda a Wataru cuanto antes. . .- Youta contó a Kiichi lo recién descubierto.

Kiichi respiro profundo luego de dar las indicaciones al menor y colgar. Haruomi le veía curioso, sabía que Kiichi tramaba algo por las cosas que había dicho a Youta.
Esa noche los hermanos Aoe se reunieron a petición del mayor quien planteo su plan a Reiji.

- Cierto que Wataru necesita un escarmiento – reconoció Reiji – pero ¿Por qué Youta? No creo que ese mocoso le interese en lo mas mínimo.
- Como siempre Reiji, no eres capaz de ver los detalles – sonrío divertido Kiichi – tu solo encárgate de hacer las cosas de acuerdo al plan, yo no me equivoco- Haruomi solo rezaba en sus adentros por que aquello fuera cierto.
- Eso espero, de lo contrario tu serás el encargado de darle las explicaciones a Naoya.

Kiichi sonrió malicioso cosa que preocupaba a los dos hombres que compartían la misma habitación.
Durante la semana Youta siguió las instrucciones de Kiichi, creyendo que al hacerlo estaba realizando su entrenamiento para ingresar al club de Reiji como anfitrión.
“esa es la nunca alternativa para obtener rápidamente el dinero. Yo personalmente convenceré a Reiji de saldar toda la deuda a cambio de que te quedes a trabajar en el club” esas fueron las palabras de Kiichi y Youta creía ciegamente en ellas.
Kiichi le había ordenado faltar a sus asignaturas, las que a petición de Naoya le habían dejado cursar para que normalizara su educación. Youta se encontraba con Kiichi cada mañana dentro de la residencia Aoe donde el experimentado sensei se encargaba de adiestrar al supuesto nuevo trabajador del club.
Todo marchaba de acuerdo al plan, la primera semana de entrenamiento estaba por concluir cuando un malhumorado Yaegashi abordaba a un cansado Wataru que volvía de la universidad y se disponía a descansar en su habitación.

- Señor – llamo afligido.
- ¿Qué sucede Yaegashi? – respondió con fastidio, deteniendo su andar para que le dieran alcance.
- Es sobre ese muchacho – Wataru giro algo sorprendido. Yaegashi siempre tenía quejas de Youta pero nunca alguna que le hicieran comportarse de un modo tan alterado. Vio fijamente a su secretario, exigiendo una explicación – Youta ha faltado a sus lecciones toda la semana. Acaba de llegar su asesor para dejarle sus deberes y confirmar su mejoría de salud.
- ¡¿Qué?! – Wataru no podía creer lo que escuchaba. Youta salía cada mañana, durante la semana entera había estado saliendo. - ¡¿Dónde esta Youta?!
- Aun no vuelve de sus lecciones – mascullaba molesto Yaegashi – incluso dejo aviso en la cocina de que volvería tarde, dio pretexto de que pasaría por un libro. . .

La mirada de Wataru era de temerse. Estrujo el papel que recién había arrebatado a Yaegashi, donde se hallaban las indicaciones de sus lecciones, para dirigirse encolerizado a la habitación de Youta. Reviso cada rincón de esta, cada cajón, cada espacio, no había nada. Youta se comportaba demasiado atento, durante la semana su carácter se le veía más risueño, más cooperativo. A cada momento Wataru sentía que su enojo crecía, creyó que finalmente Youta se había acostumbrado a ese ritmo de vida creyó que ya no tenia que preocuparse por el, que finalmente Youta le tenia confianza.
Pasaban de las siete cuando un agotado Youta se internaba en la enorme casa, intentando no ser visto, queriendo solo llegar a recostarse. Llego a su habitación, la que encontró iluminada, entro para toparse con un enfurecido Wataru sentado sobre su cama.

- ¿Dónde estabas? – cuestiono molesto
- Yo. . . me tarde en encontrar un libro. . .- se excuso Youta, sintiéndose sin ganas de recibir aquel regaño.
- ¡Mentira! – reclamo Wataru, poniéndose en pie para restregar el papel sobre la nariz de un agitado pelinegro – aquí dice que faltaste toda la semana, que argumentaste estar enfermo, que no... - el mayor ceso el reclamo al escucharle respirar de un modo tan irregular. Sujeto con fuerza a Youta para elevar su rostro y verle sudoroso, toco su frente y esta se sentía ligeramente afiebrada.
- No me siento bien. . .- declaro finalmente el muchachito que se dejo atrapar por el mayor.

Wataru le sujeto para acomodarlo sobre la cama, la respiración no era normal, su temperatura. Se asomo fuera para solicitar a Yaegashi llamar al medico con urgencia, algo no estaba bien con Youta.

- ¿Dónde has estado? – pregunto en tono preocupado a un semiinconsciente pelinegro que no respondió – Youta ¿Qué has estado haciendo? – le interrogo nuevamente enfadado, le desesperaba no saber lo que le sucedía.
- . . . – Wataru no recibió respuesta. Molesto tomo la mochila de Youta, botando su contenido fuera, queriendo encontrar algún indicio de su comportamiento, de su malestar y fue cuando el sonido de esa caja hueca le hizo abrir los ojos con espanto.
- ¿Por qué tienes esto? – interrogo, colocando la caja vacía de chocolates frente al rostro del muchacho - ¡¿Quién te dio esto?! – se desespero, agitando el débil cuerpo en busca de una respuesta. Wataru reconocía esa caja de uso exclusivo para el negocio de Aoe. Sabia de sus consecuencias debido a la prevención de Naoya, quien le advirtió a cierta edad sobre no aceptar ese tipo de obsequios por parte del hermano mayor de Aoe.
- Kiichi san me los dio. . .- lloriqueaba Youta – dijo que los comiera al llegar a casa pero. . .el camino se hizo largo y tenia hambre y. . .- el muchachito no pudo seguir debido al llanto generado por ver el enfurecido rostro de Wataru.
- ¡¿Te los comiste todos?! – volvió a agitarle molesto - ¡¿sabes que es esto?!
- Son solo chocolates – balbuceaba inocente Youta – Kiichi san me los dio por haberme portado bien durante la semana – soltó sin pensar, incrementando la molestia del mayor
- ¡¿estuviste con Kiichi toda la semana?! – Youta le vio asustado.

Wataru le vio furioso, sintió hervir la sangre al escucharle decir que los chocolates eran el producto de su “buen comportamiento”.
Yaegashi se asomo para informar sobre la llegada del medico pero fue echado de inmediato por su malencarado jefe que no paraba de gritar a Youta.

- ¿Por qué no le agrado? – pregunto Youta entre sollozos, calmando el enfado de Wataru al escucharle preguntar eso en aquel tono excitado.
- Tu me agradas. . .- respondió sin pensar.
- No es cierto, solo me tiene aquí para tener cerca a Naoya-san – sin darse cuenta, Youta tenia demasiado cerca de Wataru, el que aprovechaba el correr de la droga por aquel cuerpo para sujetarlo sin ser malinterpretado.
- ¿Kiichi te dijo eso? – interrogaba al tiempo que rozaba sus labios con los del tembloroso muchacho que agitaba nervioso la cabeza en una negativa.

Wataru detuvo aquel movimiento al imprimir sus labios sobre los del agitado muchacho que no opuso resistencia a su beso ni a las caricias que se dejaron sentir sobre su cuerpo. Youta sintió como su cuerpo era presionado sobre el colchón debido al peso del que se acomodaba sobre de el sin dejar de estrujarle o de besarle. Sin pensarlo el muchachito separo sus labios para gemir, asustándose no solo al escucharse sino al sentir esa humedad en su ropa interior. El mayor sonrió al percatarse de aquello, cosa que molesto a Youta al grado de empujarlo hasta alejarlo. La droga aun surtía efecto sobre su sistema, Wataru fácilmente habría podido recuperar su postura sobre ese necesitado cuerpo pero, sabía que eso solo lograría distanciarlo aun más con Youta.

- Niño. . .- soltó en medio de una sonrisa Wataru, para salir de la habitación de una buena vez antes de cambiar de opinión y ceder a su impulso por devorar a Youta.
- ¡No soy un niño! – vocifero el pelinegro sin entender el motivo de que lo abandonara – no soy. . . un niño – sollozo finalmente, maldiciendo el haberse comportado tan infantil.

Youta se hizo un ovillo sobre la cama, quería que ese ardor y ese calor sobre su cuerpo terminaran, que el dolor sobre sus genitales pasara de una vez. Quería que Wataru no se hubiera marchado, que le viera como lo hacia con Naoya. El pelinegro lloraba y ya no entendía si se debía a su malestar físico o al hecho de saberse rechazado por ese sujeto al que creía despreciar.

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