BLUE BIRD capitulo 3

CAPITULO III


Daiki sirvió con enfado la cena esa noche. Sakura intentaba entablar un dialogo pero era evidente que Daiki no le respondería, que seguía enfadado. . .

- No he vuelto a verlo. .. – dijo al aire, atrayendo levemente la atención de su hermanito.
- . . . – Daiki le vio incrédulo.
- Pedí permiso, no he atendido al pervertido- explico molesto.

Aquello realmente le enfurecía, no tenia porque sentirse mal de estar con ese sujeto, es decir, no era nada de su hermano y era preferible que lo atendiera él a dejarle tocar a su inocente hermano. Daiki sonrío satisfecho, su hermano había decidido alejarse de Yamato pero su confianza se perdió al escucharle decir.

- No te alegres, el tipo me escogió y tendré que volver a atenderlo al termino de mi permiso.
- ¡Niégate! – ordeno caprichoso.
- ¿Qué te pasa? No es un juego Daiki: es trabajo. No puedo negarme así porque si. En tres días termina el permiso y tendré que atenderlo te guste o no.
- ¡Te odio! – salio corriendo para encerrarse nuevamente en su habitación, dejando sin terminar su cena y a un Sakura molesto que perdió el apetito al verlo actuar de ese modo.

No era justo, Daiki se lo decía una y mil veces rodando sobre su cama. No era justo, no podía competir contra la experiencia de su hermano, no podía pedirle al sensei que dejara a su hermano por él, si no lo conocía. Por un momento pensó decirle la verdad a Yamato, decirle que Sakura era su hermano y que no toleraría que lo frecuentara pero no, luego pensó que al saber sobre el lazo de sangre Yamato podría inclinarse completamente hacia su hermano. Se enamoraría completamente de Sakura y entonces si, ya no habría oportunidad. El no quería ser el otuoto de Yamato, eso no lo permitiría.

Al cabo de unas horas Daiki sabía lo que tenía que hacer, sabia que debía igualar a su hermano y entonces obligaría a Yamato a elegir.

Al día siguiente Daiki se disculpo con su aniki, logrando hacerle marchar tranquilo mientras el se quedaba en casa. Sakura tendría llena su agenda ese día, siendo sábado eso era lo normal. El castañito se interno en la habitación del mayor, buscando entre los cajones y el armario, asombrándose al ver la enorme cantidad de ropa de marca con la que contaba Sakura y que rara vez utilizaba, pues gustaba de vestir más fachoso a modo de no atraer demasiado la atención.

- Aniki es muy apuesto – se decía al encontrar ese sobre lleno de fotografías de estudio que mostraban a su hermano con varios atuendos y disfraces, todos a modo de propaganda para el club.

Suspiro con tristeza, sintiéndose temporalmente derrotado para restablecerse al encontrar esa caja de chocolates con la marca del club. Daiki sabia que no debía comer nada que llevara el logotipo del club, Sakura le había explicado que todo lo comestible de aquel lugar estaba cargado de poderosos afrodisíacos, que evitara a quien le ofreciera algún bocadillo de ese tipo. El castañito sonrió al ver que faltaban unos pocos chocolates, seguramente su aniki los utilizaba para ciertas practicas personales, recordando la vez que invito a Yuko a realizar los deberes en casa y luego de salir por un momento a la tienda por chucherías lo encontró encerrado dentro del baño mientras Sakura sonreía maliciosamente divertido frente al televisor.

- Pervertido – murmuro nuevamente para si, jalando la pequeña caja de tono rojizo que se escondía bajo los chocolates - ¿Qué es esto?

Saco la caja para abrirla, encontrando una nota con indicaciones del modo adecuado de emplear cada una de las píldoras de extrañas formas y colores dentro de aquel elaborado estuche forrado en terciopelo.

Daiki sonrío malicioso, deteniendo su atención en la denominada “Blue Brid”. Una capsula en forma de ave redondeada, demasiado grande para ser ingerida, en tono azul cristalino y textura suave. El castañito se coloreo al leer donde y como debía ser colocada y lo que generaba sobre quien la utilizaba pero no fue eso lo que atrajo realmente su atención. La leyenda “útil en caso de inexperiencia, reduce las molestias y retarda la eyaculacion” fue lo que le orillo a robar la capsula del estuche de su hermano.

Acomodo todo tal cual lo encontró, saliendo de la recamara de su aniki con su reciente adquisición. Tomo su mochila donde acomodo su uniforme del diario para partir de casa a tomar el transporte que le llevaría al lugar de trabajo de su hermano.

Sakura le había prohibido que le visitase durante el trabajo, lo que menos quería era que le confundieran con un anfitrión o, peor aún, que cayera en manos del hermano mayor del jefe pero Daiki estaba decidido, debía igualarse en condición con su hermano antes de que volviera a encontrarse con el sensei.

Llego al edificio y no le fue difícil accesar al identificarse como el pequeño hermano de Sakura.

- Le tengo una sorpresa, ¿podría no avisarle a mi hermano? – suplicaba con ese tierno gesto.
- Esta bien, pero espéralo en los vestidores – advertía el encargado de recepción, encantado con el muchachito frente a él – Si sales de ahí, alguien podría comerte ¿entiendes? – dijo guiñando su ojo izquierdo.
- Si, entiendo – sonrió para adentrarse al club.

Una vez en los vestidores se cambio de ropa, la segunda fase de su plan tenia que llevarse a cabo. Intentó acomodar su cabello como solía hacerlo su hermano, cubriendo un poco más su rostro con los mechones.

Salio de los vestidores rumbo al área administrativa del club topándose con el admirador de su hermano que prácticamente le salto encima

- ¡Sakura! – le abrazaba el alto y fornido sujeto
- Si, si, soy Sakura – intento hablar despreocupado, como solía hacerlo su hermano sin saber que para ese sujeto en particular Sakura solo se limitaba a frases como “dame esto. . .”, “aléjate de mi” o “te golpeare si no haces lo que digo”
- ¿Te sientes bien? – se preocupo el sujeto al notar que aún no le golpeaban
- Si, sólo – saco un antiguo formato de actividades que había tomado de entre las cosas de su hermano – Ten este numero, haz una cita, estoy libre.
- Pero – le vio incrédulo el grandulón al notar de que cliente se trataba - ¿no solicitaste permiso? Creí que no te agradaba
- ¡No me agrada! – se enfado, logrando hacer que el administrativo creyera que el verdadero Sakura era quien se lo pedía - ¡solo haz la llamada!
- . . .- el mayor le vio sonriendo. Tomo el teléfono para realizar la cita, se identifico e informo sobre el regreso de Sakura, tecleo en su computadora para registrar la hora ante la atenta mirada de Daiki que señalo insistente la pantalla ante la extrañada mirada del empleado – si, señor no tenemos disponible la habitación 1103, ¿Qué espacio desea?
- . . . – Yamato pensaba, tenia días esperando por Sakura y ahora no podría tenerlo como acostumbraba. Pensó rechazar la cita, pensó dejarlo pasar pero el sujeto insistió
- ¿Qué le parece la habitación 1207, “el metro”? – sonreía cómplice el empleado, a un complacido Daiki que se alejaba para evitar que notara que no era Sakura.
- Esta bien – respondió finalmente – llegare en una hora a la 1207.

Yamato colgó su móvil cuestionándose sobre lo que hacia. Mientras Daiki se deshacía del encajoso empleado administrativo logrando evadirlo al perderse dentro de los sanitarios.

Una vez dentro, tomo aquella capsula, según las indicaciones debía introducirse treinta minutos antes de la practica. Daiki se encerró dentro de una de los sanitarios, quejándose en silencio al introducir aquello dentro de su cuerpo. Se sentía raro el caminar llevando aquello en sus adentros, luego de un rato comenzó a sentir una tibia humedad invadirle esa zona, la capsula se deshacía y era cosa de minutos para que su organismo absorbiera la droga.

Se encamino a la habitación 1207 siendo cuidadoso en no toparse con nadie, evitando cualquier contacto visual para no ser descubierto, no quería que Sakura supiera sobre su plan y menos, que lo arruinara.

Daiki quedo boquiabierto, había abierto la puerta para toparse con un angosto pasillo que terminaba en una puerta de terminal, al pararse frente esta se abrió automáticamente dejándole ver un vagón de transporte con personas sin rostro estratégicamente acomodadas.

Al entrar pudo notar el correr del paisaje en las ventanas, reconociendo la ruta 09 del metro al mismo tiempo que se escuchaba el sonido del andar del transporte. Aquello era increíble, realmente pareciera que se hallaba dentro de un vagón del metro.

Daiki observo un espacio frente a uno de los asientos, jalo una mochila de una de las figuras estáticas para acomodarse en aquel lugar. Ya casi era hora y el castaño se sentía nervioso a mas de que la temperatura de su cuerpo se elevaba, podía sentir el afrodisíaco actuando en su organismo

- Apurare. . . – susurro, sujetándose con fuerza de la correa que pendía sobre su cabeza, mientras estrujaba la jareta de la maleta con su otra mano, intentando desahogar un poco la incomodad que sentía.

Daiki respiraba excitado, la Blue Bird ya había hecho su labor, podía sentir la humedad deslizándose entre sus glúteos, el roce de la tela sobre su miembro y sus erectas tetillas.

Yamato entro a la habitación sorprendiéndose al encontrar tal realismo, auque era de esperarse. Diviso a distancia al castaño, sonriendo al verle tan parecido a su estudiante, acercándose lentamente sin ser notado. Una vez detrás creyó verle algo mas bajo, pero seguramente se debía a que no le había visto y ahora más que antes necesitaba creer que era Daiki y no un perfecto desconocido.

Recargo su cuerpo sobre el del castaño que hasta ahora notaba su llegada, temblando ligeramente debido a lo que sabia que vendría.

Yamato no quiso esperar, comenzó a acariciar suavemente los glúteos de Daiki, sonriendo al sentir ese ligero estremecimiento sobre su cuerpo.

- ¡Ah! – jadeo bajito el castaño al sentir esa mano acariciando su erección sobre las ropas.

Yamato no necesitaba ver el rostro del muchacho para saber que se encontraba rojo, las orejas del castaño eran bastante elocuentes. El mayor sentía mucha mas excitación, quizás era debido a la abstinencia, quizás por el cambio de escenario o por ese olor que se le asemejaba tanto al de Daiki y que podía apreciar a bocanadas al introducir su nariz entre los alborotados mechones del castaño.

Quito el cinturón para abrirse paso entre los pantalones notando la cooperación del muchacho, era extraño, se suponía que al ser un abuso en el metro debía oponer algún tipo de resistencia

- ¿Te gusta? – murmuro sobre la enrojecida oreja, recibiendo un leve movimiento afirmativo – Vaya niño pervertido – intento jugar, recordarle al muchacho que debía hacer su trabajo.
- Sensei – jadeo nuevamente Daiki, liberando la mochila para sujetar esa mano que acariciaba su pequeño miembro.

Yamato se sorprendió al sentirle acariciando su mano mientras se rozaba sobre su cuerpo. Era la primera vez que ese muchacho se comportaba de esa forma.

- Se supone que soy un extraño abusando de ti, en el metro – murmuro.
- no... yo no quiero un extraño, solo al sensei. . .- gimió el castaño, rozando con mas descaro su trasero sobre la endurecida zona del mayor.

Yamato sentía hervir la sangre, primera vez que ese chico generaba tal reacción en él, sobre todo al comportarse de esa forma tan poco parecida a su querido Daiki. El pelinegro se hizo espacio, liberando su hombría para frotarla sobre el castaño que se acomodaba sobre el asiento luego de quitarse el pantalón.

- ¿Así esta bien? – pregunto inocente Daiki, elevando su pelvis mientras separaba sus glúteos con la mano izquierda, apoyando su cabeza sobre el monitor de plasma que fingía ser una ventana.
- No me agradan las drogas – reprendió el mayor al notar la humead sobre la pequeña entrada del castaño. Creyendo entender el extraño comportamiento del anfitrión.
- ¡Sensei! – gimió exigente Daiki, moviéndose sensual, invitándole a probar su cuerpo.

El pelinegro acaricio la piel del muchacho, rozando su virilidad a modo de humedecerse un poco. No negaría que le excitaba la situación, de apoco comenzó a penetrarle, sintiendo nuevamente estremecerse el delgado cuerpo bajo el suyo. . .

- ¡Ya! – gimió Daiki, sorprendiendo a Yamato, al notar esa humedad sobre su mano derecha que comenzaba a acariciar el miembro de su compañero mientras le penetraba.
- Te. . .te corriste muy rápido – dijo con asombro.
- Lo siento. . .- lloriqueo el castaño – lo siento, sensei.

Por primera vez Yamato quiso ver el rostro del chico que le ayudaba a desahogarse. Escucharle decir eso mientras sentía la vibración de su cuerpo y esa calidez que estrujaba su hombría le hacía desear besarlo como nunca lo había hecho.

- No te preocupes – susurro, acercando su cuerpo para comenzar a moverse cadenciosamente, generando ligeros jadeos y esos sensuales gemidos que le excitaban mas – quiero besarte – pidió.
- No, sensei – jadeo moviendo ligeramente su cabeza, no quería que le descubriera, no todavía – Quiero que me sienta mas – hizo sonreír a Yamato al escucharle decir aquello mientras le jalaba la camisa exigente.
- Esta bien – respondió el mayor, imprimiendo mayor fuerza a sus estocadas, estrujando con mayor saña esa carne para adentrarse mas a fondo en el cuerpo del castaño que gemía con mas fuerza.
- ¿Te gusta, sensei? – jadeo. Con la cabeza sobre el asiento y la pelvis totalmente elevada, mientras Yamato le penetraba tirando de sus brazos.
- Me encantas. . .- gimió el mayor – te pusiste mas estrecho. . .
- Entonces. . . – jadeaba separando sus piernas, dejándole mejor acomodo a Yamato que se sorprendió al escucharle preguntar - ¿te gusto mas que mi hermano, sensei?
- ¿Tu hermano? – repitió, deteniendo el ritmo de sus movimientos para tirar de aquel cuerpo que débilmente se dejaba acomodar sobre el suyo. una vez sentado sobre el movió el rostro del agitado muchachito para toparse con un enrojecido niño que reconoció de inmediato - ¡¿Daiki?!
- Sensei – gimoteo excitado, moviéndose cadencioso, recordándole a Yamato que aún permanecía dentro de aquel chiquillo – me gustas sensei.

Esas palabras le hicieron perder la cabeza, el mayor le giro para poder verlo, admirar el cuerpo sobre el. Ese cuerpo que llenaba su mente y que ahora el tenia.

- Niño tonto – jadeo sobre el enrojecido chiquillo que gemía desesperado al sentir ese vaivén es sus adentros y esa mano que no daba tregua a su erección
- Sensei . . .

Mientras, Sakura terminaba su turno con ese cliente de edad avanzada que disfrutaba de que el atractivo “enfermero” le practicara una felacion. Caminaba por el pasillo rumbo a los vestidores, había tiempo para comer algo y luego cambiarse para acompañar a un cliente a un evento de caridad.

- ¡que rápido eres Sakura! – le sorprendía su enorme admirador.
- . . . – Sakura solo acelero el paso, evitando al que seguramente acabaría por golpearlo pues le siguió insistente
- ¿ya terminaste de utilizar la habitación 1207? – el castaño se detuvo molesto.
- ¿Quién te dijo que yo utilizaría hoy la 1207? – preguntó golpeando la cabeza del sujeto
- Tu fuiste – lloriqueó – Tu me pediste hacer la cita hace un rato, cuando dijiste que habías terminado temprano. . .- Sakura le vio algo aterrado, él no había hecho tal cosa pero sabia muy bien que ese sujeto era lo bastante idiota como para no poder crear una broma o un juego tan elaborado
- ¿Yo la pedí?. . . ¿A que cliente cite?. . .

Sakura camino furioso, sentía que la ira le ganaba. Al solo escuchar el apellido del pervertido estuvo seguro de que su otuoto estaba tras todo aquel desorden. Poco le importo llevar el atuendo de enfermero, con ese pantalón entallado y extremadamente corto, y esos vendajes provocativos sobre sus piernas. Abrió la puerta de la habitación 1207 para encontrarse a una cariñosa pareja besándose tiernamente sobre el asiento del lado izquierdo. Yamato aun mantenía abierta su camisa mientras que Daiki ya había terminado de acomodarse el uniforme.

- ¡Aléjate de mi hermano! – amenazo.
- ¡Hermano! – reprendía Daiki
- ¡Nada de “Hermano”! – vocifero, tirando del castañito para colocarlo a sus espaldas- no voy a dejar que te acerques a este pervertido – señaló acusante a Yamato, ante la molesta mirada de su hermano.
- Lo dice el que trabaja en un club de citas y viste ese atuendo – dijo sarcástico el pelinegro, logrando hacer ruborizar a Sakura – entonces ¿este es tu hermano? – pregunto a Daiki.
- Si, él es mi hermano. . .- explico
- ¡No estoy de acuerdo! – se volvió a quejar Sakura - ¡No quiero que salgas con él!
- Pero el sensei no frecuenta estos lugares, si lo hizo fue para no lastimarme y no sabia que tu eras mi hermano – explicaba inocente Daiki.
- ¡Crees que no sé que todos estos pervertidos solo vienen a liberar su frustraciones con nosotros!. . .
- Estoy enamorado de Daiki – afirmo Yamato, viendo los desafiantes ojos de Sakura.
- Y yo del sensei – declaro el pequeño.
- ¡¿Y quieres que te deje estar con él?! – dijo con desesperación Sakura, para luego pasar su vista de uno al otro terminar por resoplar molesto mientras intentaba calmarse – Si le haces algo o lo perviertes – amenazaba al alto pelinegro – vas a lamentar haberme conocido, tengo acceso a todos los expedientes del club – se elevo para poder terminar su amenaza – hazlo llorar una vez y acabo contigo.

Yamato sonrió ante ese gesto, realmente el parecido era notable. Daiki fue sacado de las instalaciones con suma discreción por parte de los mayores.

De ese día no se volvió a tener registro de la tarjeta de ese socio. Yamato era feliz de atender a su estudiante favorito casi todas las tardes para enfado de Sakura, quien tenía que recurrir a cenas congeladas o a tolerar la presencia de ese molesto sujeto en casa si es que quería cenar algo decente.

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