BLUE BIRD EXTRA

EXTRA

- ¡¿Qué?! – grito Sakura al ver el trozo de papel que le comunicaba que Daiki no volvería a casa - ¡¿Quién le dio permiso de pasar la noche afuera?!. . .lo he perdido. . .- se lamentaba en un rincón del departamento

Era común regresar a casa del trabajo y encontrase con ese tipo de mensajes, nunca tan osados, o con el sujeto que le había arrebatado a su pequeño hermano y al que odiaba por sobre todas las cosas.

Rodaba intranquilo sobre su cama, había pedido una pizza luego de tomar un baño y ahora solo era cuestión de esperar a que llegara. El timbre sonó y salio con calma a atender el llamado co dinero en mano

- ¿Esta Daiki? – preguntaba serio Yuko.

Sakura sonrió, esperaba una deliciosa pizza de quesos y en su lugar tenia un manjar más elaborado. Yuko era un chico de la edad de su hermanito, ligeramente mas alto (incluso un poco mas que Sakura), con ese aire y un rostro que le hacían lucir mayor. Pero no era eso lo que le gustaba al castaño.
Para alguien que convivía y vivía de un mundo de perversión, encontrar a alguien tan “inocente”, por no decirle despistado, era algo increíble. . .

- Pasa – dijo, dándole entrada para cerrar casi con cerradura la puerta.

Sakura siempre se portaba desdeñoso, al menos eso quería aparentar, siempre trataba a Yuko como si fuese un tonto, como a un niño pequeño y le agradaba hacerle jugarretas valiéndose de la falta de experiencia del pelinegro

- Daiki salio a encontrarse con “ese” tipo – decía, sentándose en su cómodo cojín frente al televisor siendo seguido por un serio muchacho que acomodaba un par de libros sobre la mesita de la estancia.
- Entonces esperare un rato – hablo nuevamente serio, haciendo reír levemente al castaño, a quien le agradaba esa forma de ser tan propia de Yuko.
- ¿No te molesta que Daiki salga con ese sujeto? – interrogaba a modo de molestarlo, de hacerle cambiar ese gesto. Esa practica vaya si lo divertía, le encantaba creerse el único capaz de hacerle poner otras caras.
- No, él es feliz – respondió sin cambiar su rostro. Sakura se acomodo sobre la mesita para verle de cerca. Yuko le vio inexpresivo, moviendo sus ojos al escuchar sonar el timbre.
- ¡Llego la cena! – grito Sakura – Iré por el dinero, abre la puerta – ordenaba, internándose en su habitación. Yuko le había visto dejar dinero sobre la barra de la cocina, al pasar noto que era suficiente como para pagar una cena. Se detuvo ligeramente para ver en dirección a la habitación de Sakura. . .
- Algo trama. . .- se dijo ligeramente sonriente, encaminándose nuevamente a la puerta para abrir y recibir la pizza.

Sakura salio de la habitación, recogió el dinero que había dejado para pagar, arrebato la caja de las manos del repartidor para entrar risueño a la estancia donde, sin pena, comenzó a comer su extraña combinación de masa y cinco tipos de quesos.

Yuko le acompaño con un pedazo, conocía a la perfección los gustos de Sakura y sabia que aquello era una de sus comidas favoritas.

- Traeré jugo – dijo Yuko, encaminándose a la cocina sin percatarse de cómo el castaño le seguía mientras se introducía una píldora en la boca - ¿Quieres de naranja o de manzana? – alzo la voz creyéndose solo, siendo sorprendido por un castaño que le atrapo del cuello para besarle a modo de obligarle a tragar la droga.

Sakura sonrió triunfante, había dejado la pastilla y estaba seguro de que Yuko la había tragado. Solo era cuestión de esperar para ver el divertido espectáculo de un crío tan serio y bien portado como ese retorciéndose por no querer ser visto excitado. . .

- ¿Qué se supone que hace? – cuestiono Yuko con píldora en mano mientras veía malévolamente a un asustado Sakura que nunca creyó ver ese tipo de expresión en él.
- Solo era una broma – retrocedía ante el avance del pelinegro que le acorralo sobre la nevera.
- Te enseñare como se debe hacer. . .hermano – sonrió malicioso haciendo estremecer a Sakura que le veía asustado

Yuko acomodo la píldora sobre su lengua, disfrutando de cada reacción que generaba en el castaño. Se acerco a Sakura para besarle, introduciendo su lengua hasta obligarle a tragarse la droga.

- ¡idiota! – le empujo el castaño, intentando devolver la píldora mientras recobraba el aliento pero era demasiado tarde. Yuko le había retenido demasiado tiempo luego de que se la trago.
- ¿Usas ese tipo de cosas en tu trabajo? –le pregunto serio, con mirada triste.
- ¡No uso drogas!. . .al jefe no le gusta – se explico luego de ver la mirada del muchacho – Son solo para jugar o para hacer trabajos especiales o con clientes que “necesitan ayuda”
- ¿Por qué querías que la tomara? – se acerco para acorralarlo otra vez - ¿Ibas a reírte como con el chocolate?

Le recordó aquella vez en que le encontró haciendo los deberes solo en la estancia y le dio a probar uno de los chocolates de la firma a base de engaños. Recordó como le había visto excitarse y como le había agradado verlo en ese estado, pero no podía, no debía meterse con Yuko. Era el mejor amigo de Daiki, un chico cuatro años mas joven que el a pesar de su aspecto.
Sakura giro su rostro apenado.

- Solo vete – le dijo, alejando al pelinegro que detuvo su huida.
- ¿Qué te pasara? – le abrazaba, acariciando sutilmente el cuerpo del castaño.
- La píldora va a excitarme y hará que me relaje. . .- aquello era peligroso, Sakura sabia que si seguía dejándose acariciar las cosas se le saldrían de control. Empujo a Yuko quien le vio dolido.
- Te ayudare. . .- le dijo triste, viéndole de ese modo que le inmovilizaba – no soy pequeño y adorable como Daiki pero. . . ¿puedo ayudare? – suplico para luego besarle suavemente los labios.

Yuko dejo correr sus manos sobre ese cuerpo, deteniéndose sobre la ya despierta zona de Sakura que se estremeció al sentirle estrujarlo

- Hermano – susurro lascivo Yuko generando un nuevo temblor sobre Sakura – te haré sentir bien, hermano – dijo seductor, lamiendo el cuello de Sakura para conducirlo dócilmente hasta su habitación, donde lo tumbo sobre la cama.
- Debes irte. . .- logro murmurar al verlo retirar la playera que cubría su moldeado torso. Yuko sonrió al notar la excitación que causaba al solo dejarse ver desnudo.
- No suenas convincente cuando lo pides de ese modo, hermano – dijo sonriendo malicioso, obligando al castaño a cubrir su enrojecido rostro mientras el pelinegro le retiraba las ropas del cuerpo- eres muy lindo. – lamia el pecho del castaño
- ¡Deja de decirme “hermano”! me haces sentir como un pervertido – dijo molesto.
- Pero, pensé que era lo que querías. . .- le vio confundido. Yuko siempre había sentido atracción por Sakura pero siempre se había limitado debido al excesivo cariño que demostraba el castaño hacia su hermanito.
- ¡No confundas mi complejo de hermano con una depravación! – regañó al tiempo que golpeaba a un sorprendido pelinegro - ¡Si hay alguien que me guste de esta forma eres tú y no mi hermano! – soltó sin pensar generando una amplia sonrisa en Yuko.
- Desear a un estudiante de instituto cuatro años menor ¿no te hace pervertido? – dijo con sarcasmo, divirtiéndose al ver la cara de Sakura al darse cuenta de lo recién declarado.

El castaño iba a responder pero esos labios se lo impidieron. Yuko era realmente novato en aquel menester pero eso poco importaba, la calidez de sus manos recorriendo su cuerpo y la ansiedad de su boca eran justo lo que Sakura deseaba.

El castaño le dejo acomodarse entre sus piernas, sabia que se trataba de la primera vez de Yuko de ahí que no le presionara a pesar de necesitar sentirlo.

- Despacio – jadeo Sakura, acomodando su cuerpo para facilitar la entrada de un sobreexcitado pelinegro que se deleitaba al verse entrando en el castaño.
- Me gustas mucho – dijo casi sin aliento, al solo sentirse completamente dentro – Quiero. . .Sakura yo. . .- el castaño sonrió al ver la cara desesperada del “maduro” estudiante. Sin aviso movió levemente su pelvis, robando un sensual gemido de esos labios que se atrevida besar, colocándose sobre Yuko que jadeaba al verlo danzar sobre su cuerpo.
- Voy a pervertirte – amenazo sensual el castaño sintiendo como esa manos le sujetaban de la cintura incrementando el ritmo sobre su cuerpo – ¡ah! – gimió Sakura.
- Quiéreme, Sakura – suplicaba tierno, embistiendo con fuerza el cuerpo entre sus brazos – No quiero ser como “esos” sujetos, quiero que me sientas.

Sakura freno de golpe la actividad ante la angustiada mirada de Yuko, que comenzó a disculparse por lo recién dicho mientras se decía a si mismo que era un tonto al creer que por haber llegado a ese punto Sakura cedería a sus demandas. Yuko quedo sin habla al verlo tumbarse sobre la cama a la altura de su miembro, el pelinegro separo las piernas cediendo ante ese suave tacto que se lo pedía. . .

- Nunca te he visto como un cliente – dijo antes de comenzar a lamer lascivamente el glande. Yuko sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al solo verlo lamiendo y besando su pene o engullendo suavemente sus testículos – Me gustas mucho – jadeaba al subir lamiendo su abdomen, besando su pecho y mordiendo sus tetillas. Arrancando suaves gemidos de la boca del pelinegro que tiro de su castaña melena para besarlo con fiereza
- Sakura. . . – jadeo deseoso, tumbando sobre la cama a su amante para adentrarse en su cuerpo en un certero movimiento.

El castaño besaba el pecho de Yuko, alimentando la excitación del pelinegro que le veía saborear su piel envuelto en esa lujuriosa mueca. Sakura gemía a cada estocada, sentir a la persona amada en sus adentros realmente era algo que estaba disfrutando, ni una de sus experiencias podía compararse a lo que vivía.

Yuko disfrutaba al ver las reacciones de Sakura, pareciera que también fuera su primera vez por lo ruborizado de su rostro y la forma en la que le sujetaba del cuello o los brazos.

Yuko se corrió dentro del cuerpo de Sakura para luego ayudar al castaño a liberarse lamiendo su endurecido miembro. El castaño vio con sorpresa como su esencia era engullida por un lascivo pelinegro.

Para cuando Daiki volvió ya pasaban de las nueve de la mañana. Se adentro al departamento, notando aquellos libros sobre la mesita de la estancia, camino en dirección a la habitación de Sakura decidido a levantar a su holgazán hermano quedando boquiabierto al ver aquel par de cuerpos entrelazados.

El castañito cerró la puerta cuestionándose acerca de quien de los dos habría tenido la iniciativa de aclarar el asunto entre ellos.


FIN

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