blue love capitulo 1

CAPITULO I
Han pasado nueve años. Un respetado académico termina su cátedra dentro de la Universidad Central. Shirakawa Naoya, uno de los más importantes profesores de la plantilla del instituto deja el aula luego de dar a su clase las indicaciones para el trabajo próximo. Su delgada fisonomía y su estatura, sumado a su natural elegancia causa ese curioso efecto sobre las jóvenes estudiantes que suspiran o murmuran a su paso por los pasillos del recinto.
Unos pasos resuenan a su espalda y Naoya solo sonríe divertido al conocer el motivo de la carrera.

- ¡espera Naoya! – grita un furioso muchacho pelinegro que a toda velocidad le toma delantera para cerrarle el paso visiblemente agitado. El ahora profesor contiene ese impulso por reír divertido al ver a su pupilo recuperar el aliento, endereza su postura para golpearle la cabeza sin delicadeza - ¡¿Qué haces?! – vuelve a vociferar a tiempo que acaricia la zona agredida
- Eres el cabeza de la familia Haitani – reprendía Naoya retomando su camino - ¿Cuándo vas a entender eso Wataru?
- ¡Cuando no me dejes atrás luego de terminar la clase! – se quejaba en medio de una mueca que el mayor intentaba ignorar. Sin importar el paso del tiempo, Naoya no podía dejar de sentirse sobre protector en algunos aspectos de Wataru
- Di “sensei”, eso es lo que soy. Entiende tu posición Wataru
- Si, si, a diario es lo que Yaegashi y tu me dicen. . .- le veía receloso

Naoya sonrió divertido, esa escena se repetía a cada día. Wataru había elegido estudiar en esa universidad para estar cerca de el. De la muerte de su abuelo y muy a pesar de Aoe, Naoya acudía siempre a los llamados de Wataru, fuera por brindarle apoyo cuando parte de la familia quiso quitar el poder del pequeño o por simple sentimiento de protección. Wataru se había quedado solo, el era su única familia.

- regresa a la casa – volvía a insistir Wataru ya dentro de la oficina de Naoya, donde acomodaba su material a modo de ignorar al muchacho que cada tarde le seguía para insistir sobre lo mismo – en casa no te faltara nada
- Wataru tu siguiente periodo comenzara pronto – evadía a un malencarado joven que se negaba a partir acomodando sus largas piernas sobre la mesita frente al pequeño sillón que adornaba la habitación
- ¿Cuánto mas vas a ignorar mi petición? – reclamo
- ¿Cuánto más seguirás siendo egoísta? – respondió calmado, tomando su lugar tras el escritorio junto al ventanal
- ¡yo no soy egoísta! – colocaba su cuerpo al frente, queriendo atraer la mirada del mayor – somos familia, tu lugar esta conmigo. . . ¡Aoe Reiji es el egoísta al retenerte a su lado! – Naoya no pudo evitar reír ante tal afirmación. Wataru parecia un niño nuevamente
- Nadie me retiene Wataru, estoy con el porque así lo deseo. Pensé que eso había quedado claro hace tiempo – Wataru le vio con enfado – tu periodo esta por comenzar – insistió nuevamente. El muchacho se puso en pie para abandonar la oficina, su enfado era notorio pero eso a Naoya poco le importaba, conocía a Wataru lo suficiente como para saber que nuevamente lo tendría sobre de él al día siguiente.
- ¡Naoya! – saludaba alegre Kiichi, que asusto al muchacho que al abrir la puerta se lo topo de frente – ah Wataru-kun ¿no empezó ya tu siguiente periodo? – señalaba con su característico tono malicioso logrando que el menor abandonara con mas enfado la oficina
- Sensei – sonreía cómplice Naoya al mayor que entraba para ponerse cómodo sobre el sillón
- ¿A dónde iremos a comer? – pregunto risueño.

Esto también se repetía casi todos los días. A raíz de que Naoya fuera invitado a dar cátedras en la universidad, a Kiichi se le hizo fácil entrar a dar asesorias dentro de la institución, de ahí que cada tarde cuyo horario coincidía, el mayor de la familia Aoe se hacia presente en aquella oficina para persuadir a su pequeño cuñado de salir a comer.
- sensei, Aoe san quiere. . . – intentaba explicarse Naoya
- muy bien, comeremos juntos entonces – se invitaba solo, como acostumbraba, generando esa habitual sonrisa nerviosa en Naoya

Para cuando Reiji llego a recoger a su pareja se topo con la sorpresa de que no comerían solos.
Los tres abordaron el automóvil de Reiji y por sugerencia de Kiichi decidieron comer como una familia en la casa principal. Como se esperaba, Haruomi ya les aguardaba con la comida lista.
Terminada la comida Kiichi decidió invitarse a pasar la tarde con Naoya con el pretexto de no dejarle aburrirse. Reiji realmente quería golpearlo, reclamando la falta de carácter de Haruomi que a pesar el tiempo aun no lograba hacer entrar en razón a ese demonio. Subieron al auto a pesar del malhumor de Reiji, salían de la casa y tomaban camino al departamento cuando el móvil del conductor sonó.

- Jefe, por favor perdóneme pero ¿podría venir a la oficina cuanto antes? – la voz detrás del teléfono sonaba realmente agitada.
- ¿Qué sucede Kashima? – Reiji respondió con calma. Sabia que Kashima no le molestaría si no se tratara de algo realmente importante.
- Señor solo. . .venga rápido, esto no puedo manejarlo yo solo.

Aoe suspiro molesto mientras evitaba ver a Naoya. El de cabello claro le veía insistente, sabia que algo sucedía, sabia que Reiji no aceleraría el vehiculo de ese modo de no ser por una emergencia, mientras que Kiichi solo veía cómplice a Reiji a través del retrovisor, entendiendo que algo no estaba bien.
Llegaron al edificio, el presidente de la firma Blue Boys caminaba rápidamente seguido por un preocupado académico.
Al subir, Reiji vio a un pensativo Kashima que le aguardaba fuera de la oficina.

- Naoya. .. – hablo serio al tiempo que se hacia de un cigarrillo – espérame abajo – ordeno, los ojos de su acompañante se abrieron al máximo. Reiji temía que algo no estuviera bien, que al pasar por esa puerta se vería forzado una vez más a desempeñar ese papel de mal nacido.
- Pero. . . Aoe-san – sonó claramente preocupado, sujetándole del brazo temiendo lo mismo que el mayor que solo se giraba para verle con rudeza, típica señal de que debía obedecerle. Kiichi le sujeto, separándolo con suavidad de su hermano.
- No – interrumpió Kashima – no es tan grave el asunto – intentaba explicarse en un tono que no podían decir si resultaba contrariado o apenado. Reiji le hizo a un lado de la puerta para entrar a la oficina y toparse con ese muchachito que con rostro lloroso le veía con fiereza
- Señor – se acercaba Kashima al tiempo que le tendía una carta mal escrita al presidente, que ni bien termino de leerla claramente se le vio endurecer sus facciones
- ¿Qué hace este muchacho aquí? – preguntaba mientras inspeccionaba Kiichi al muchachito que no parecía tenar mas de dieciséis años y que andaba mal vestido y sucio, le miraba con desden.
- ¡ve por ti mismo! – le azoto el papel sobre el pecho mientras se dirigía a servirse un vaso de licor a modo de aminorar su enfado. Kiichi abrió sus ojos con sorpresa para relamerse los labios mientras Naoya se acercaba al desconfiado muchacho
- ¿Cómo te llamas? – pregunto cortes
- Youta. . . ¡solo vine a dejar ese mensaje! – reclamo - ¡ya quiero marcharme!
- ¿no lo sabes? – le interrogaba Kiichi sin dejar de examinar la complexión del huraño chiquillo
- ¡Kashima! – llamo enfadado Reiji al castaño que se acercaba para escucharle - ¡quiero a ese bastardo aquí ya! – ordenaba sin dejar de ver con fastidio al muchacho
- ¿Qué sucede? – pregunto inocente Naoya a un entretenido Kiichi que tiraba de Youta como si de un muñeco se tratara
- Ah, el tío de este muchacho tenia una enorme deuda con Reiji y ha decidido dar a Youta como pago de lo que debe
- ¡¿Qué?! – Naoya se indigno al escuchar aquello, mientras que Youta arrebataba esa carta para leer con sus propios ojos que había sido victima de un engaño mas de ese sujeto.
- No, yo no. . . - quiso correr el muchacho que fue hábilmente detenido por Kiichi, que en un gesto explico que hacer eso solo enfurecería mas al presidente que ya de por si se le veía de temer. Reiji se levanto para acercarse al muchacho que le veía desafiante
- ¿Qué vas a hacer? – cuestionaba Naoya – no puedes cobrarle una deuda que no le pertenece
- No puedo dejarlo ir – sentencio Reiji, viéndole nuevamente de ese modo que le indicaba que se mantuviera al margen. Sujetó el rostro del muchacho para introducir sus dedos dentro de la boca que le mordió instintivo logrando que le empujaran rudamente al piso – no tienes experiencia entonces – afirmo Reiji mientras se limpiaba la herida – encima tendré que entrenarte
- ¡¿Qué?! – se alarmo Naoya
- Que Sakura lo entrene – sugería Kiichi refiriéndose a una nueva adquisición del club. Youta les veía incrédulo, queriendo entender lo que tramaban hacerle
- ¡es menor, no pueden hablar así de un menor! – se exalto Naoya, golpeando sin querer sobre el escritorio de Reiji quien le vio molesto
- Será mientras salda la deuda – intervino Kiichi
- ¿Qué será. . .? – pregunto finalmente Youta
- Trabajaras aquí – respondía amistosamente el medico – serás un anfitrión. Debes aprender rápidamente para que tu estadía con nosotros sea minima si eso es lo que deseas – Youta le miro inocente, con sus enormes ojos negros dejaba en claro que no entendía nada
- ¡te acostaras con sujetos que pagaran una cuota con la que vas a saldar tu deuda! – soltó molesto Reiji siendo mal visto por Naoya
- ¡no puedes! – insistió Naoya
- Bien, ¿tienes 20 millones mocoso? – cuestiono violento al asustado pelinegro – ¡si los tienes entonces no tendrás que hacer esto!
- 20 millones. . .- susurro con nerviosismo Naoya, la suma realmente era considerable
- Hasta hoy son 20 millones, para el fin de semana serán 25, para un mes la deuda se habrá triplicado – explico con frialdad Reiji – si tienes ese dinero puedes traerlo antes de las nueve de la noche y no se te cobraran los intereses de otro día.
- No tengo ese dinero. . .- balbuceaba aterrado Youta
- Entonces. . .- Reiji freno ese impulso de Naoya por intervenir – si aprendes rápido y resultas ser un buen chico, habrás saldado tu deuda en poco menos de un año, si la gente no te pide entonces tardarás hasta dos años
- ¡yo pagare la deuda! – aseguro Naoya, sintiéndose asqueado al ver esa escena
- No voy a darte ese dinero – sonó tajante Reiji – y tu no tienes esa cantidad
- Naoya entiende que no podemos hacer nada – explicaba Kiichi – aunque podrías dejarlo a mi servicio – intento sobornar a su hermano que le mato las ilusiones con solo una mirada
- Si yo dejo ir a este mocoso ¿Cuántos mas no enviaran a sus parientes menos queridos con la finalidad de quedar libres?- Youta le vio lloroso, el muchachito lograba entender eso. Sabía que ese hombre no le quería, que realmente no podía asegurar que fuesen familia y que este duro sujeto frente a él estaba en su derecho de no ser burlado.
- ¿no puedo hacer otra cosa? – pregunto en un hilo de voz, queriendo no sonar asustado pero eso saltaba a la vista
- No, si es que quieres salir de este mundo rápido – Reiji podía parecer malvado, pero era la única forma de tenerlo fuera en el menor tiempo. Se veía a distancia que ese crío no estaba hecho para esa vida
- Yo pagare – volvió a asegurar Naoya ante la incrédula mirada de Reiji. Tomando a Youta para encaminarlo a la puerta – tendrás el dinero antes de las nueve – afirmo

Reiji le vio molesto sin impedir su partida. Kiichi se sorprendió ante la reacción, sonriendo luego al entender que quizás Naoya sentía empatia por el muchacho debido a la ligera semejanza entre sus vidas.
Naoya detuvo un taxi fuera del edificio, pidió ser llevado a la residencia Haitani ante la desconfiada mirada de Youta. Fue eso lo que le marco la pauta de contar levemente ese pasado que hacia mucho había dejado atrás. Youta lloro sin querer ser visto terminando por confesar que hacia poco mas de un año que había perdido a su madre, su única familia, nunca conoció a su padre y el sujeto que ahora le había metido en este lío se había presentado ante la autoridad asegurando ser su tío, el único hermano de su madre. Narro las cosas que le había obligado a hacer: desde robar y mendigar hasta obligarle a dejarse tocar o practicarle la felacion a sujetos asquerosos que pagaban un par de billetes por ese momento de placer. De ahí su pánico al saber que tendría que volver a ensuciarse, volver a sentir esa sensación sobre su piel o dentro de su boca; esa sensación que luchaba noche a noche por olvidar mientras rezaba desde el fondo de su corazón por que el rostro de su madre no desapareciera de sus recuerdos que a diario se volvían cada vez mas distantes.
Finalmente llegaron a la casa, Yaegashi les recibió con sorpresa al tiempo que les conducía ante Wataru. Naoya solicito el favor al pelinegro que veía desdeñoso al harapiento muchachito que no quitaba esa mirada desconfiada.

- Te daré el dinero – dijo Wataru, dejando respirar con tranquilidad a Naoya que cambio su mirada al solo verle cruzarse de brazos para terminar de hablar – pero. . .- sonrió malicioso – deseo que pases estas vacaciones conmigo a mas de que me esperes a la salida de la clase y de vez en vez comas conmigo aquí en la casa – condiciono. Naoya detuvo el impulso de Youta por saltar encima de su benefactor
- Esta bien – suspiro resignado, era de esperarse de Wataru a quien ya se le calificaba por ser frío en los negocios y obtener lo que deseaba sin importar los medios para lograrlo. Podía decirse que el deseo de su abuelo de verle como un hábil y exitoso empresario ya se había realizado: era un digno heredero de su casa.
- ¡No esta bien! – grito Youta. Naoya intentaba calmarlo pero la tarea le resultaba difícil
- El mocoso quiere quedar en manos de Reiji – sonrío sarcástico Wataru para soltar desdeñoso – deberías apreciar el favor que te están haciendo – Youta se libero finalmente para saltar encima de Wataru logrando golpearle la mejilla para ser bruscamente atrapado por Yaegashi
- ¡Tú deberías ser el que lo aprecie! – chillaba al tiempo que peleaba por liberarse - ¡te debería dar vergüenza aprovecharte así de Naoya-san!. . . ¡te dices su amigo, no, te dices su familia y mira lo que haces! ¡de no ser por esta situación no tendrías esa ventaja sobre el!
- Youta-kun – le calmaba Naoya viendo como el rostro de Wataru comenzaba a endurecerse
- ¡no, no acepte el dinero! Hare lo que ese sujeto quiere – dijo lloroso – trabajare para el. No voy a dejar que por mi abusen de la única persona que realmente quiso ayudarme sin pedirme nada. . .todos abusan, nadie da nada a cambio de nada – se explicaba – no existen amigos o familia, esas cosas no existen en realidad. Y no quiero que se vea obligado a hacer cosas que no desea hacer – Wataru arranco al muchacho del agarre de Yaegashi para golpearle con todas sus fuerzas, dejándolo caer con la boca desecha ante la suplica de Naoya que intentaba detener la escandalosa hemorragia de la zona
- ¡dije que lo haría! – reclamo Naoya viendo fríamente al pelinegro que se giraba a modo de evitar verle a la cara
- No va a disculparse – murmuraba Youta – este sujeto no sabe decir “lo siento”. . .esta acostumbrado a que las personas se disculpen por el – Naoya no quiso corregirlo, ni siquiera callarlo. Mucho de lo que ese muchacho había dicho era cierto, el no quería creer que el Wataru que conocía se hubiese vuelto uno mas de esos seres. Le ayudo a levantarse y no le detuvo su andar hacia la salida
- ¿prefieres prostituirte? – interrogo sarcástico Wataru - ¿vas a estar tranquilo con eso Naoya? – Youta sonrío a un apenado Naoya que entendió que el chiquillo así lo aceptaba. Su paso que momentáneamente fue detenido por esas palabras siguió – espera – les detuvo nuevamente. Wataru se giro para verles – voy a pagar esa deuda
- No tienes por que hacerlo – respondió serio Naoya – lamento haberte molestado con tonterías
- Lo siento. .. – dijo Wataru, sorprendiendo a Naoya que se giro incrédulo para verle de pie, con sus ojos puestos en ellos mientras se les acercaba- lamento haber pedido esas cosas, no estas obligado a cumplir nada. Te daré ese dinero, somos familia – restregó lo ultimo sobre el rostro de Youta – sin embargo, no puedo decir eso de este mocoso. . .
- . .. – Naoya le vio molesto
- No estaría bien darle ese dinero sin que se lo gane – se explico – Aoe pensaba ponerlo a trabajar en su negocio para pagarle, yo haré lo mismo

Wataru se acerco al escritorio donde giro un cheque con la cantidad solicitada a nombre de Naoya a quien se lo entrego para luego dar las instrucciones a su secretario de acomodar al muchachito en una de las habitaciones de servicio pues a partir de ese momento formaría parte del personal de la casa. Fue así como Naoya le dejo bajo el cuidado de Wataru.
Muy a su pesar Youta fue aseado y arreglado. Para la cena el chiquillo ya lucia un corte que daba forma a su mediana y alborotada melena, su piel se dejo ver pálida y tersa mientras su delgada complexión fue envuelta en un conjunto formal, el uniforme del servicio de la casa Haitani. Yaegashi le condujo al comedor, donde seria presentado en forma ante el joven amo que daría el visto bueno en relación a la imagen del muchachito.
Wataru meditaba en silencio mientras cenaba, realmente el carácter de Youta le había sorprendido, era la primera vez que alguien a parte de Naoya se atrevía a levantarle la voz o a marcarle sus errores de una forma tan directa. El porque había decidido dejarlo no lo entendía, quizás era su orgullo que le exigía obligar al chiquillo a tragarse sus palabras. Vio el reloj y supo que Yaegashi no tardaría en llevarlo luego de haber quitado toda esa mugre y harapos de su cuerpo y, sinceramente, no esperaba mucho de Youta.
Yaegashi entro al comedor y Wataru no presto atención, se limitaría a decir “esta bien, puede quedarse” eso seria todo: mantenerlo un tiempo y luego botarlo o ubicarlo en otro sitio. El secretario solicito que diera su aprobación y Wataru se digno a levantar su mirada. Youta evadía su mirada, juntaba con nerviosismo sus manos mientras intentaba frenar ese roce de sus labios que le ponían mas incomodo debido a la curación recién hecha sobre la herida.

- es algo increíble. .. – murmuro Yaegashi, manifestando su sorpresa de ver que Youta distaba de ser un muchachito del montón
- . . .- Wataru le observo detenidamente: su rostro definido y esos enormes y oscuros ojos que se movían nerviosos, piel pálida que resultaba demasiado escandalosa al más leve enrojecimiento como ahora, que sus mejillas se tornaban delicadamente enrojecidas. Su cuello largo y esa complexión ligeramente marcada que le dejaba verse estrujable. Wataru trago pesadamente, no esperaba que Youta fuera así de atractivo, cómo iba a imaginarlo – que se quede – dijo con asombro, sin quitar esa incomoda mirada de aquel cuerpo. Deteniendo su partida al preguntar - ¿has comido algo?
- . . . – Youta le vio receloso, desconfiado, sin saber que responder.
- ¿comiste? – sonó malhumorado Yaegashi – el joven amo te habla y cuando habla debes responder: “si joven amo” o “no joven amo”
- Si digo no. ¿podré comer? – cuestiono serio al hombre de edad que le veía con fastidio mientras que aquello resultaba entretenido para el señor de la casa – y si como ¿Qué tengo que hacer a cambio? El no da las cosas sin pedir nada – señalaba
- No señales – regaño Yaegashi – no te atrevas a señalar al joven amo otra vez y no hables así de el. Limítate a decir “si” o “no”
- Que le den de cenar y no – sonreía Wataru a un desconfiado pelinegro – no tienes que hacer nada mas que tu labor y podrás comer como el resto de los que trabajan aquí
- ¿Qué tanto trabajare aquí? – interrogo desafiante ante la iracunda mirada del secretario
- Depende de que tanto te esfuerces – respondió con desinterés Wataru – no estaré vigilándote y realmente no me interesa mucho tu desempeño. Si terminas en un mes, un año o un siglo no me importa

Youta fue retirado rápidamente, Yaegashi le dio instrucciones mientras cenaban, volviéndolo a reprender por su comportamiento inapropiado ante el dueño de la casa. Su primera noche la paso nervioso, en mucho tiempo no había dormido sobre una cama y menos una tan cómoda a mas de que desconfiaba de que alguien entrase a su habitación como antes le había ocurrido. Siempre le atrapaban inconciente para obligarle a hacer esas cosas que detestaba.
Poco a poco el muchacho se acostumbro, tomando ritmo a las labores que la enorme casa demandaba. Siempre lucia serio, siempre con esa mirada de desconfianza que hacia reír a mas de una de las sirvientas

- Youta, deberías sonreír, te verías mas lindo – criticaba risueña una de las muchachas que se encontraba con el y otras dos igual de divertidas limpiando una de las habitaciones comunes de la casa
- ¿Por qué lo haría? – respondía distante, haciendo reír aun mas a las muchachas
- Deberías relajarte un poco, así te acostumbraras a esto – critico otra
- No quiero acostumbrarme – aclaro Youta – si me acostumbro a este lugar me dolerá cuando me boten

Las muchachas se veían cómplices, saltando sobre el muchacho que fue atacado con el afán de hacerle reír. Wataru entraba a la habitación cuando les vio jugando de ese modo, sorprendiéndose al ver una enorme sonrisa dibujada en el rostro del huraño sirviente.
Esas escenas se venían repitiendo de un par de días a la fecha, la popularidad de Youta con las muchachas de la servidumbre era algo que ya comenzaba a fastidiar a Wataru.

- a partir de hoy te encargaras de mis cosas – sentencio Wataru a un serio Youta
- ¿Por qué yo? Aun no se hacer muchas cosas – se quejo
- ¿Cómo te han enseñado a responder? – reprendió a un enfadado muchacho que masculló inconforme
- Si joven amo. . .

Mientras tanto Naoya meditaba dentro de la recamara, sabia que Youta se encontraba bien gracias a que Wataru le informaba o iba a verle a la casa Haitani. Pensaba en la reacción de Reiji a quien no había visto mucho. A raíz del suceso se había creado una brecha entre ellos, una distancia que dolía.
Naoya lloraba sin notar como Reiji entraba a la habitación para recostarse a su lado

- ¿ya me haz perdonado? – le murmuro al tiempo que giraba el triste semblante para que le viera
- No tengo nada que perdonarte Aoe san – lloriqueo al tiempo que le abrazaba con fuerza. Ahora entendía que la distancia se debía a un malentendido, ninguno se odiaba, ninguno sentía rechazo por el otro
- Tonto – rió aliviado Reiji – si tanto quieres hacerte de una mascota veremos. .
- No – le interrumpió deshaciendo el abrazo para verle a la cara – entiendo tu reacción, yo no debí intervenir pero. . .- sus ojos nuevamente se llenaban del cristalino liquido.

Aoe solo le beso, queriendo borrar ese dolor de su memoria, esos recuerdos que le habían vuelto de golpe al ver a una persona con una vida parecida a su pasado.

- ya no estas solo – le susurraba tierno, arropándolo con fuerza sin detener las caricias sobre el tembloroso cuerpo de Naoya, hacia mucho tiempo que no le sentía así
- lo se, pero los ojos de ese muchacho estaban tan vacíos. . . ¿mis ojos lucían así? – le preguntaba
- un tiempo si – fue sincero – pero lograste superarlo y ahora nos tenemos el uno al otro – sonrió
- lo supere porque tu estabas conmigo – Naoya iniciaba un beso que se tornaba profundo y que haría que Reiji perdiera la poca cordura que le quedaba luego de haberse obligado a la abstinencia para no perturbarlo.

El beso paso de ser uno a varios y el abrigo de Aoe hacia rato que se encontraba sobre el piso en compañía de su saco y lo demás, dejándolo con el torso desnudo mientras jalaba de las ropas de un agitado rubio que cedía ante sus caricias mientras jadeaba su nombre en ese tono de voz que le embriagaba, el mismo tono que recordaba desde la primera vez que lo hizo suyo.
Naoya respiraba excitado mientras veía como era despojado de su última prenda. Reiji tenia esa mirada lujuriosa nuevamente, esa mirada que hacia estremecer su cuerpo. El mayor lamió su pecho, acariciando su erección con cadencia mientras le admiraba. El rubio decidió hacer algo que pocas veces se atrevía, tiro del rostro de Reiji para besarle apasionado, valiéndose de ese descuido del mayor para invertir los papeles dejando a Aoe tumbado sobre el colchón con una mirada maliciosa. Lentamente Naoya le arrebato las ropas, lamiendo el abdomen de Aoe mientras se deshacía de los pantalones y el interior. Reiji se dejaba acariciar, disfrutaba de esas atenciones que pocas veces se atrevía a brindarle su pareja y no por no desearlo, sino por que el orgullo de Aoe podía más y siempre terminaba por dominar al rubio.
Un gesto se dibujo en su rostro, era Naoya que lamia su erguido miembro y generaba en el esas sensaciones. El menor engullía con delicadeza esa sensible parte, saboreando y dejándose embriagar por el aroma de Reiji que le acariciaba los cabellos al tiempo que reprimía sus gemidos. Una queja se dejo escuchar al verle abandonar su labor, Naoya le beso excitado, ya no podía esperar mas tiempo. Separo sus piernas haciéndose espacio sobre el ansioso cuerpo de Reiji que le ayudo a enfilarse para luego sentir como le invadía. Naoya jadeo al sentir totalmente dentro a su pareja, quien le veía satisfecho, deseoso. Beso con rudeza esos labios para comenzar las embestidas sobre el delgado cuerpo que se aferraba a su espalda. Aoe lamia cada parte de piel a su alcance, disfrutando al estrujar los glúteos de Naoya, al escucharle jadear excitado su nombre o decirle que lo amaba.
Al cabo de unos minutos era Naoya quien se encontraba sobre las sabanas siendo devorado por un hambriento Reiji que no daba tregua a su cuerpo. Le tenía rojo y perlado por el sudor bajo su marcada anatomía y eso era el suficiente detonante para enloquecerlo.
Naoya tiro de su cuello para besarle necesitado, sujetándole con fuerza entre sus extremidades, susurrando sobre su oído por un poco mas, por dejarle correrse envuelto en esa sensación tan placentera. Un ligero estremecimiento en el rubio dio señal de su clímax, Aoe sonrió satisfecho mientras dejaba que la fiebre le llegara a la cabeza y nublara sus sentidos.
Esa noche, de entre las últimas vividas, ambos volvieron a dormir tranquilos.

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